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Tras el cuarto día de las centenarias Jornaditas, y ante un templo parroquial santiaguista lleno para la ocasión, el Coro de Campanilleros ‘Nuestra Señora de la Soledad’ ofreció este lunes, 19 de diciembre, un completo concierto de sus tradicionales coplas, que hunden sus raíces al menos en el siglo XVIII.

En esta ocasión, las coplas interpretadas fueron ‘El Rebaño’, ‘La Anunciación’, ‘Es María la nave de gracia’, 'La Virgen va caminando', ‘Madre en la puerta hay un niño’ y ‘Los Quejíos’, un programa al que se unió después 'La Virgen lleva un clavel’, tras la gran ovación dispensada por el público asistente.

Durante el concierto, Manuel Polvillo dio lectura a diversos textos en torno a la trayectoria y las próximas actuaciones del coro.

Además, se entregó, a modo de distinción y reconocimiento, el “cántaro de honor”, que esta ocasión recayó, a título póstumo, en el campanillero Juan Rosales Tovar, cuyos familiares fueron los encargados de recoger el galardón. En nombre de la familia, su sobrina, Aurora Rosales, dio las gracias al coro visiblemente emocionada, recordando que antes de su fallecimiento ella misma le anunció a su tío la concesión del “cántaro de honor”, quien lo recibió con gran alegría y agradecimiento.