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Sede Canónica
La pila bautismal, una joya de más de 500 años en pleno uso
La última gran reforma del templo santiaguista a finales del siglo XIX
El templo parroquial de Santiago Apóstol posee en su interior unas tallas de gran valor artístico. Además de las pertenecientes desde su realización al templo, posee otras procedentes del desaparecido convento de Franciscanos Descalzos de la Provincia de san Diego de Nuestra Señora de la O, y otras propiedades de la Hermandad de Santiago, Soledad y Santo Entierro del Cristo de los Remedios.
RETABLOS E IMÁGENES.
RETABLO MAYOR. De estilo neogótico, fue tallado a comienzos del siglo XX, siendo restaurado en el año de 1994 por el maestro tallista Guzmán Bejarano. En esta máquina retablística, dividida en tres calles, un gran cuerpo central, banco y ático, se entremezclan obras de escultura y pintura de muy diferentes períodos. Las obras escultóricas son: Santo Domingo de Guzmán, Santiago Peregrino y la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, titular de la hermandad del Santo Entierro. Las pictóricas fueron realizadas durante el último tercio del siglo XX por los maestros: González Camacho, Ignacio Tovar y Manuel Villadiego.
ESCULTURAS DE SANTIAGO PEREGRINO Y SANTO DOMINGO DE GUZMÁN. Situadas en el altar mayor, ambas esculturas de tamaño académico fueron realizadas en la primera mitad del siglo XVIII. La de Santiago aparece ya recogida en el inventario parroquial de 1715, mientras que la de Santo Domingo aparecería en otro posterior de 1744.
La talla de Santiago, atribuida al escultor Ruiz Gijón, de tamaño algo menor que el natural, posee la iconografía clásica del Apóstol con el atuendo de peregrino, portando un báculo con la típica calabaza en su mano izquierda con la novedad de portar un libro en su derecha. Respecto a la de Santo Domingo de Guzmán, fue realizada hacia 1744 aproximadamente; de tamaño menor que el natural, se representa con el hábito de la "Orden de Predicadores", constituida el día 21 de enero de 1217. Posee una banderola en su mano izquierda y un libro en su derecha.
IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD. Imagen titular de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental de Santiago Apóstol y cofradía del Santísimo Cristo de los Remedios en el Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad. La Virgen de la Soledad, se trata de una efigie tardo-medieval del siglo XVI. El maestro escultor Juan de Astorga el 15 de marzo de 1817 le colocó los ojos de cristal, en sustitución de los pintados originales. La última restauración fue llevada a cabo durante el verano de 1995 por los restauradores Gutiérrez Carrasquilla y Manzano Beltrán.
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RETABLO DEL SANTO SEPULCRO. (Capilla del Santo Sepulcro. Nave del evangelio) El retablo pictórico que preside la capilla del Santo Sepulcro, fue reformado en el año de 1984 con motivo de la restauración del Cristo de Los Remedios. Las tareas llevadas a cabo por aquel entonces consistieron en la decoración mural efectuada por la pintora María José Camacho durante el mes de agosto de 1985; la representación está formada por las figuras crucificadas de Dimas y Gestas, acompañados por motivos y atributos de la pasión y de la hermandad de la Soledad y Santo Entierro. En el plano escultórico, en el centro de dicha capilla sobre una peana tallada y dorada, que hasta esos instantes había formado parte del desaparecido paso del domingo de Resurrección, se ubica la imagen del Cristo. Completan el retablo una cruz arbórea, y las imágenes de María Santísima de los Dolores, San Juan Evangelista y María Magdalena.
IMAGEN DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LOS REMEDIOS. Imagen titular de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental de Santiago Apóstol. La talla del Santísimo Cristo de los Remedios fue atribuida en su día al escultor Marcelino Roldán, hijo del Ilustre Pedro Roldán, por el profesor don Jorge Bernales Ballesteros. Realizada en torno a 1703, esta escultura de Cristo yacente, con articulación en los brazos, aparece ya registrada en un inventario de 1726. Poseía desde su realización una doble finalidad; la de ser enclavado en la cruz, para el Sermón del Descendimiento, y para procesionar la tarde del Viernes Santo.
IMAGEN DE MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES. (Capilla del Santo Sepulcro). Esta imagen, que originalmente era arrodillada con las manos entrelazadas y vestida con telas encoladas, es una obra de mediados del siglo XVIII, procedente, junto con su correspondiente retablo, que hoy ocupa la Virgen de la Expectación, del desaparecido convento franciscano de Nuestra Señora de la O, ubicado en nuestra villa. A mediados del siglo XX, sufriría una gran transformación quedando convertida en una dolorosa erguida y con las manos extendidas. En la actualidad se puede contemplar en la capilla del Santo Sepulcro, dedicada al Cristo de los Remedios, presidiendo el Calvario, junto a San Juan y a María Magdalena.
ESCULTURA DE SAN JUAN. Situada en la capilla del Santo Sepulcro, responde a uno de los personajes clásicos de los Calvarios. De figura erguida, posee un gesto de comprensión hacia la Virgen María situada en el centro de la escena, volcando su mirada y sus brazos hacia Ella. Está vestido con túnica verde y con mantolín granate, ambas piezas ribeteadas por oro fino. Iconográfica y estilísticamente responde a la etapa final del siglo XIX, guardando cierta similitud con el San Juan de la Hermandad de la Amargura realizado por el escultor hispalense Hita y Castillo. Llegó a procesionar a comienzos del siglo XX junto a Nuestra Señora de la Soledad en el Paso del Duelo. También en diversas ocasiones ha sido colocado en el Altar Mayor acompañando en los septenarios dedicado a Nuestra Señora.
ESCULTURA DE MARIA MAGDALENA. Se encuentra completando la escenificación del Monte Calvario en la capilla del Santo Sepulcro. Esta talla de candelero, fue realizada en el último tercio del siglo XIX. En cuanto a su rostro de bella factura, eleva su mirada hacia lo alto en actitud de dolor, soportando en su mano derecha un cáliz dorado; corona su cabeza una diadema de metal plateado realizada en el siglo XIX. Al igual que San Juan, esta obra procesionaría a finales del siglo XIX y hasta mediados del XX en el paso del Duelo.
ESCULTURA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN. (Nave del Evangelio). Esta obra atribuida al escultor Pedro Duque Cornejo y realizada a comienzos de la centuria Dieciochesca, se encuentra colocada en un pequeño nicho ubicado en la nave del Evangelio del templo parroquial. Procedente del convento de San Francisco, parece muy probable que con la llegada de esta nueva Imagen de la Inmaculada se retirase la que desde el siglo XVII existió en Santiago.
Esta imagen de la Pureza, es de tamaño académico, tallada en madera policromada y estofada; porta túnica y manto de tela encolada de gran riqueza iconográfica, repitiendo el modelo de la Virgen con las manos unidas en actitud de oración. El rostro muy despejado, mantiene rasgos de juventud. Bajo los pies una aureola de querubines sirven de base a la imagen. Todo el conjunto se eleva sobre una peana troncocónica realizada a mediados del siglo XVIII, decorada por espejos y motivos geométricos.
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RETABLO DE NUESTRA SEÑORA DE LA O. (Nave del Evangelio). Procedente del desaparecido convento franciscano de la Villa, el retablo en que se halla ubicada esta imagen, fue tallado a comienzos del siglo XIX, para ser presidido por la Imagen de Nuestra Madre y Señora de los Dolores, tal y como muestra la iconografía pictórica representada en el intradós de su hornacina principal, siendo costeado por Juan Chávez Ortiz y su esposa Ana María de la Rosa. Tras ser clausurado el convento franciscano de la localidad, algunos vecinos procedieron a solicitar algunas de las obras que consideraban en propiedad, y su posterior traslado, tal es el caso de este retablo costeado por los citados: "Juan de Chávez Ortiz y Ana María de la Rosa vecinos de esta villa a V.S., con el muy profundo Respeto y Veneración exponen: Que habiendo costeado, hace algunos años un Retablo a Maria Santísima de los Dolores, en el convento de Franciscanos Descalzos de esta misma Villa, de acuerdo con aquella comunidad; y movidos...se vieron movidos a reclamar dicha propiedad... se le concedió la extracción del referido retablo como propio, y que desde luego hiciésemos el uso del que tuviésemos por convenio, con el permiso y licencia del señor Vicario y Cura de la Iglesia Parroquial de Santiago, determinamos colocarlo en dicha Iglesia, reservándonos la propiedad."
De estilo neoclásico, el retablo presenta un solo cuerpo central, con dos pequeños nichos acristalados en los laterales, todo ello rematado por un pequeño ático de se sitúa una imagen dieciochesca de San Blas de tamaño académico.
Se encuentra situado en la nave del Evangelio junto a la puerta de entrada al templo; curiosamente, en el intradós del arco del camarín central se representan en pintura, una serie de atributos de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, relacionados con los Dolores de María. En los laterales posee las citadas hornacinas en las que se hallan dos pequeñas tallas del siglo XVII: un Niño Jesús y un San Juanito; sus rostros, de rasgos infantiles, están trabajados con una gran delicadeza, quedando enmarcados por un cabello algo rizado, movido y de mechones gruesos; estas dos obras se pueden encuadrar en el círculo de los Ribas, hermanos escultores que desarrollaron sus actividad a mediados del siglo XVII.
VIRGEN DE LA EXPECTACIÓN AL PARTO (NUESTRA SEÑORA DE LA O). La imagen de Nuestra Señora de la Expectación, conocida en Castilleja de la Cuesta como de la O, fue tallada por el maestro escultor Francisco de Ocampo, y policromada por el pintor Lázaro Pantoja en 1616. La escultura de la Virgen aparece arrodillada, su rostro es ovalado ligeramente, con frente despejada, los párpados caídos, y la mirada baja queriendo expresar el arrebol de la Virgen al oír la salutación del ángel; su cuello es alargado, sin alardes anatómicos y simbolizando la pureza de la Virgen, como fue habitual en los imagineros de la época, y en ciertas obras de igual temática, realizadas por Ocampo para Hispanoamérica. Realizada para el convento franciscano de la Villa de Olivares, la imagen de Nuestra Señora de la O fue trasladada a Castilleja de la Cuesta en el año de 1635 con motivo del traslado de la orden franciscana a esta Villa. Mas llegado el aciago año de 1835, fueron exclaustrados los religiosos franciscanos comenzando la que podríamos calificar “la decadencia” de la devoción a esta imagen; en 1840 se derribaría su convento e iglesia, convirtiéndose su área en un terreno de viviendas y de labranza, siendo trasladada la Virgen al templo parroquial de Santiago, colocándose en uno de sus altares desde entonces y hasta la actualidad.
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RETABLO DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO. (Nave del Evangelio). De estilo neogótico, realizado a comienzos del siglo XX, está ubicado al final de la nave del Evangelio, junto a las puertas que dan acceso al coro. Tallado y pintado en blanco con ribetes dorados a comienzos del siglo XX, tan solo posee una gran hornacina central, de desde hace algunos años da cobijo a la Imagen de Nuestra Señora del Rosario.
VIRGEN DEL ROSARIO. La imagen de Nuestra Señora del Rosario, obra realizada en 1574, técnica e iconográficamente recuerda a las tallas pre-montañesinas y no es ajena a la producción del escultor Miguel Adán. Sus primitivas manos fueron sustituidas por otras a mediados del XVIII durante la restauración que le realiza el escultor Hita y Castillo. En cuanto a su iconografía se trata de una escultura erguida de la Virgen María togada con el Niño Jesús en su brazo izquierdo. Está toda tallada y estofada, poseyendo sus vestimentas una gran riqueza decorativa y cromática. Para tener nuevas noticias acerca de esta imagen debemos remontarnos a finales del siglo XVI; una de ellas está fechada el día 29 de diciembre de 1583, en la que el prioste de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario de Castilleja de la Cuesta, en el Señorío del conde duque de Olivares, concierta con el pintor Agustín de Colmenares, la realización de un retablo y el estofado de la imagen de Nuestra Señora. De nuevo, su presencia en el templo, aparece citada, junto a sus aderezos, en unos de los inventarios parroquiales del año de 1591: "La Nuestra Señora del Rosario y Niño. Ítem. Una Corona grande de plata de Nuestra Señora. Ítem. Otra corona de plata del Niño Jesús. Ítem. Otra corona de plata del Niño que dicen dio la mujer de Vicente Orcuchez".
Pronto creció la devoción a esta imagen en la feligresía, colocándose a finales del siglo XVI en el camarín central del altar mayor, como Titular y Patrona de la Parroquia. Después de cuatro siglos, en el año de 1992 su lugar en dicho retablo fue ocupado por la imagen de Nuestra Señora de la Soledad. Finalmente, el hecho de haber sido la Titular de la mencionada Sacramental y Santa Vera-Cruz, viene recogido también en uno de los pleitos de 1774 llevados a cabo entre esta Hermandad y la de Soledad en el siguiente extracto: "Y que la cofradía del Santísimo nunca se ha titulado de Soledad y ha eso, y no tener en su capilla otra de Nuestra Señora que la del Rosario que está en el Altar Mayor que es el Altar y capilla de dicha Hermandad, no teniendo vestidos que poner a dicha Sagrada Imagen de Nuestra Señora del Rosario...".
CRISTO DE LA SANTA VERA-CRUZ Ubicado en el interior de la Capilla Bautismal se encuentra el Cristo de la Santa Vera Cruz, realizado en el primer tercio del siglo XVI. Datos acerca de la talla del mencionado Cristo aparecieron en un libro de datas de la Hermandad de la Santa Vera Cruz correspondiente al siglo XVII. Para conocer más referencias sobre la talla del Santísimo Cristo que la Hermandad de la Vera-Cruz poseía en la parroquia de Santiago el Mayor, debemos remontarnos a los años de 1715 y de 1744, donde aparece citado junto a la mencionada Virgen del Rosario en unos inventarios parroquiales efectuados por el párroco del citado templo: "En el Altar del Santo Sepulcro, el Xto. de Vera-Cruz y a Su Majestad en la Cruz.", "En el Altar Colateral derecho: El Altar del Santo Cristo de la Vera-Cruz, de pasta y Cruz Verde y el retablo de hoja de tabla pintado. " Para continuar teniendo noticias a cerca de la Imagen del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, nos remitiremos hasta el año de 1807, y continuar con el apartado de Inventarios. En esta ocasión a los que periódicamente va realizando la Hermandad, tras la fusión efectuada con la de Soledad y Santo Entierro: "Ytem. dos toallas del sudario del Sr. Crucificado que está en el altar junto a la Sacristía."; y en el efectuado en 1820: “El Sr. Crucificado que está en la iglesia que es de Vera-Cruz." La imagen fue objeto de una profunda restauración en 2009 por el licenciado en Bellas Artes, Manuel Luque Posada.
RETABLO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS. (Nave de la Epístola). El retablo, tallado a mediados del siglo XVII y reformado durante el XVIII, está formado por el sotabanco, cuya decoración está compuesta por cuatro volutas sobre las que se apoyan cuatro semipilastras talladas en espiral, y una gran rocalla. El centro se encuentra ocupado por una gran hornacina donde se ubica la imagen del santo Franciscano, quedando rematado por una amplia cornisa en la que aparecen dos elementos decorativos en forma de pequeños jarrones, y una pintura realizada en el siglo XVI sobre una plancha de bronce, donde se representa la escenificación de Jesús ante el Pueblo.
ESCULTURA DE SAN FRANCISCO DE ASÍS. La imagen titular de dicha Congregación es la que en la actualidad se encuentra en el mencionado retablo junto a la Capilla Bautismal en la nave de la Epístola. De tamaño algo menor que el natural, fue tallado a comienzos del siglo XVIII. Posee diadema, cruz y banderola todo realizado en plata también durante la mencionada centuria. En cuanto al número de hermandades o asociaciones que tenían su residencia en el convento de la O, tan solo se poseen noticias sobre la existencia de la Congregación de la Orden tercera de San Francisco, fundada el siglo XVII la cual se trasladaría en 1840 con parte de sus enseres, a la Iglesia de Santiago.
RETABLO DE SANTIAGO ECUESTRE. (Nave de la Epístola) Labrado y dorado en 1998, este retablo neobarroco está formado por un gran cuerpo central flanqueado por dos semipilastras, quedando coronado por una gran venera en la que se enmarca una pequeña imagen de la Virgen del Pilar.
ESCULTURA DE SANTIAGO ECUESTRE. (Nave de la epístola) Imagen titular de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental de Santiago Apóstol.
La escultura de Santiago ecuestre, fue comprada y donada a la hermandad de la Soledad y Santo Entierro en 1822 por el hermano de la corporación don José Oyega, junto con una bandera y espada que portaba dicha talla, más un paso con faldones de damasco encarnado y sus tornillos: “...para procesionarlo”. Por sus rasgos estilísticos, se atribuye al escultor hispalense don Juan de Astorga. La talla de Santiago se trata de una obra de tamaño académico neoclásica realizada hacia 1821. Forman el conjunto, además del Santo, dos figuras de moriscos que luchan bajo la figura equina, portando sendas espadas. La única restauración integral a la que ha sido sometido el grupo escultórico fue llevada a cabo por el técnico don Manuel Luque a finales del año 2006, devolviéndole al conjunto su primitivo aspecto.
RETABLO DEL PATRIARCA SAN JOSÉ. (Nave de la Epístola). El retablo es obra de finales del siglo XVIII, de la norma neoclásica se impone a la decadente iconografía rocalla; si tuviésemos que definir esta pieza con una sola palabra sería la de ecléctico, pues en su estructura se combinan elementos manieristas, barrocos y neoclásicos. Fue donado a la parroquia por la señora doña Nicolasa del Campo, Marquesa del Loreto.
IMAGEN DE SAN JOSÉ. Esta obra fue realizada a comienzos del siglo XVIII, se atribuye al maestro escultor Francisco Antonio Ruiz Gijón. Procede de la Capilla de la Carretería de la ciudad de Sevilla, tras haber sido sometida ésta a la desamortización de Mendizábal en 1836. El Santo se representa de pié con un suave movimiento en actitud de armoniosa marcha, portando en su mano derecha un báculo, y en la izquierda al Niño Jesús, obra realizada en el siglo XVII. San José, de gran corpulencia y constitución, viste túnica y capa talladas en madera con sobria decoración iconográfica, resultado tal vez de una posterior restauración; está coronado por una aureola dorada. Su rostro aparece impregnado de dulzura y serenidad, y su cabello está tratado a base de valientes golpes de gubia.
RETABLO SACRAMENTAL. (Capilla Sacramental). De estilo neoclásico, fue tallado, dorado y policromado a finales del siglo XIX. Está compuesto por un gran cuerpo central, dividido en tres calles, todo ello rematado por un frontón triangular. La calle central está formada por un gran camarín coronado por una media bóveda de cañón ricamente pintada, de se ubica la imagen decimonónica del Sagrado Corazón de Jesús. Las laterales de menor tamaño están ocupadas por las tallas de San Diego de Alcalá y San Pedro de Alcántara, ambos procedentes del desaparecido convento de la O. Sobre éstos personajes aparecen representados las figuras del Cordero Místico y el Anagrama de María.
ESCULTURA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. Varias han sido las imágenes que de esta advocación ha poseído la Congregación desde la aprobación de sus Estatutos a comienzos del siglo XIX. La actual imagen se encuentra presidiendo la capilla Sacramental de la parroquia. De tamaño algo menor que el natural, fue realizada en la ciudad catalana de Olot a finales de la centuria decimonónica, y su iconografía representa la figura de Jesús en actitud de bendecir con su mano derecha, mirada al frente, y apoyado sobre una nube en la que juguetean pequeños querubines. Tanto las manos, con anterioridad de pasta de madera, como los citados querubines fueron tallados por el escultor Antonio Díaz. En cuanto al número de restauraciones a la que ha sido sometido, la principal fue la realizada durante el año de 1992 por nuestro vecino, el Licenciado en Bellas Artes de la Universidad de Sevilla Luis Cabrera Lerma.
ESCULTURAS DE SAN DIEGO DE ALCALÁ Y SAN PEDRO DE ALCÁNTARA. Procedentes también del convento de la O, son dos imágenes de tamaño académico de gran interés, talladas y policromadas a comienzos del siglo XVIII. Ambos santos pertenecieron a la orden de frailes Menores de San Francisco.
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PINTURAS PARROQUIALES.
LIENZO DE SAN JERÓNIMO. Situado sobre la Capilla del Santo Sepulcro, es una obra catalogada del siglo XVII del círculo de José Ribera. Con hermoso paisaje al fondo, se representa al Santo cubierto con una capa y escribiendo sobre unas rocas. Nos llama la atención la inclinación de un tronco en segundo plano, nota característica en algunas obras de Ribera, como en "El sueño de Jaco" y "Santa María Egipciaca", ubicadas en el Museo del Prado de Madrid.
LIENZO DE LA APARICIÓN DE LA VIRGEN A SAN BERNARDO. Situado sobre la capilla Sacramental, es una pintura del siglo XVIII, de tonalidades bastante tenebristas. En este lienzo se representa el instante en que a San Bernardo de Claraval, doctor de la Iglesia se le aparece la Virgen María acompañada del Niño Jesús.
LIENZOS DE SAN ALEJANDRO, SAN ISIDORO, SAN BLAS Y SAN LAUREANO. En la capilla Sacramental de dicha parroquia de Santiago existen dos pequeños lienzos de San Alejandro y de San Isidoro, ambos realizados en el siglo XVII y atribuidos a Valdés Leal. Estos retratos, junto a dos que existen colgados en las dependencias de la Sacristía, que representan las degollaciones de San Blas y de San Laureano, atribuidos al mismo autor, son temas que desarrolló Valdés a lo largo de su vida en varias ocasiones. Con un impresionante realismo, el artista refleja su gusto por la pincelada tenebrista y tétrica que tiene la muerte.
LIENZO DE DOLOROSA. Situada en un frontal de la capilla bautismal, esta obra costumbrista, de gran tamaño, fue realizada por el pintor Juan Fernández Vizcaíno en 1880. Se representa en un retablo decimonónico la imagen de una virgen dolorosa, con la cabeza inclinada sobre el lado derecho, y vestida al gusto de la época.
LIENZOS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y DEL SAGRADO CORAZÓN DE MARIA. Óleos sobre lienzo realizados a finales del siglo XIX, fueron colocados bajo el coro, tras la restauración de la iglesia llevada a cabo entre 1883 y 1884. En uno se representa a la figura del Sagrado Corazón de Jesús rodeado de querubines de claros tintes neoclásicos; posee marco de madera tallado y dorado. Haciendo pareja con el anterior, este óleo sobre lienzo representa la figura del Sagrado Corazón de María rodeado de querubines, cuya técnica y composición neoclásicas, son similares al ya comentado.
LIENZO DE CRUCIFICADO. Obra realizada en el siglo XVIII de clara influencia zurbaranezca. Se encuentra ubicada en la nave del Evangelio sobre la puerta que da acceso al coro. En este lienzo se representa a Jesús en solitario, momentos antes de expirar en la cruz.
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LIENZO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD. (Capilla del Sepulcro) Procedente muy posiblemente de la desaparecida capilla de la Santísima Trinidad. Realizado a comienzos del siglo XVIII. En la obra aparecen representadas las Tres Personas que componen el misterio de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo). El conjunto se completa por algunos querubines que poseen un gran dinamismo. LIENZO DE ÁNIMAS BENDITAS. En la nave de la Epístola, entre los altares de San Francisco y Santiago se sitúa este óleo sobre lienzo dedicado a Nuestra Señora del Carmen y a las Ánimas Benditas del Purgatorio. Realizada a finales del siglo XVIII, representa a la Virgen del Carmen con el hábito de la orden mercedaria, sobre el Purgatorio, exhortando a los fieles a salvar sus almas. DIBUJO DE LA VIRGEN DEL ROCIO. En la nave de la Epístola entre loa altares de San José y Santiago. Realizado a mediados del siglo XX por el hermano y asesor artístico de la Hermandad de la Soledad y Santo Entierro, Juan Oliver Míguez. Obra realizada sobre papel, en la que se representa a la imagen de Nuestra Señora del Rocío con el Niño Jesús en los brazos. Destaca el gran detallismo y minuciosidad que el maestro Oliver imprime a todas sus obras, tanto pictóricas como ceramistas.
RETABLO CERÁMICO DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. Ubicado en la fachada de la Iglesia parroquial junto a la puerta de entrada, esta obra fue pintada por Juan Oliver en 1930, realizándose en cerámica en la Fábrica trianera de Ramos Rejano. Se representa la Figura del Sagrado Corazón de Jesús en actitud de bendecir.
PINTURAS MURALES. Realizadas a mediados del siglo XX por los maestros Juan Oliver Míguez y Alfonso Cháves Tejada. Las pintura murales, realizadas con la técnica del fresco, decoran la nave central de la parroquia matriz de Santiago poseyendo una gran calidad y artisticidad, a la vez que representa un gran programa iconográfico y didáctico en torno a los orígenes, la historia y los titulares de la hermandad santiaguista. Inspiradas en los frescos que realizara en el siglo XIII Giotto en la Basílica de San Francisco de Asís, han sido intervenidas a lo largo del tiempo por otro artista local, Fernando González Camacho, concediéndoles un nuevo aspecto al presbiterio.
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PLATERÍA.
En un armario de la sacristía se guarda parte de la orfebrería de la iglesia, que es de muy buena calidad. Destacan un incensario de plomo y un cáliz labrados durante el siglo XVI; un cáliz de impronta renacentista también del dieciséis; otro cáliz del siglo XVII; una custodia labrada en plata y dorada a mediados del siglo XIX, además de un juego de campanillas y un hisopo de plata realizado igualmente hacia la mitad del siglo XIX.
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INCIENSARIO. Labrado en plomo en el siglo XVI, presenta forma de perilla con varios orificios en la parte superior.
CÁLIZ. Labrado en el siglo XVI. Pertenece a una fase tardía del estilo renacentista en el que se suavizan un tanto las molduras. El basamento adquiere en planta la forma de un polígono octogonal en cuya base se disponen ocho gallones irregulares con motivos del apóstol Santiago, y pasionistas, tal vez relacionados con la extinguida hermandad de la Santa Vera Cruz. Sobre asitas, y sobre una base cilíndrica plana se eleva la subcopa que presenta una delicada ornamentación a base de guirnaldas; sobre ésta se eleva, y también sobre similares elementos, la copa cónica con la clásica moldura en su centro decorada por querubines, guirnaldas, y flores de lis.
CÁLIZ. Sobre una peana circular, decorada con motivos cilíndricos incisos, se asienta esta obra labrada en plata a mediados del siglo XVI. El astil se inicia en un tambor cilíndrico que soporta un nudo en forma de jarrón sobre el que emergen cuatro asitas sobre las que se asientan la copa cónica. Ésta se divide en dos mitades separadas por las molduras correspondientes, la inferior, de estructura bulbosa en la que se integran una serie de gallones ovalados, y la superior lisa.
CÁLIZ. Pieza labrada en plata a finales del siglo XVII. Posee la inscripción: “Este cáliz es de Nuestra Señora de Guía”. Se puede encuadrar dentro de la corriente manierista de la época. Este vaso litúrgico se compone de la clásica estructuración de peana, vástago y copa. La peana presenta planta circular y perfil convexo, decorada con motivos geométricos incisos. El astil arranca de tambor cilíndrico, al que le sigue un nudo en forma de jarrón con toro y finaliza en un cuello torneado con arandelas superiores. Estas molduras soportan la copa cónica plateada con la moldura que delimita el tercio inferior de la misma. Según la Doctora Sáenz, este tipo de cáliz manierista se hizo muy común a todas las platerías españolas del primer cuarto de la centuria.
CUSTODIA. Labrada en plata y dorada a comienzos del siglo XX. El basamento adquiere en planta la forma octogonal, con estructuras troncocónicas decoradas por motivos ornamentales vegetales y eucarísticos. Sobre la base, elevadas sobre pedestales se alzan cuatro columnas corintias en cuyo arquitrabe se asientan cuatro querubines. Del centro de esta estructura arranca un cuello torneado que sirve de base al sol con viril encajado, con pequeña ráfaga biselada, que se inserta en otra aureola de nubes y rayos, rematándose la pieza en una cruz dorada y adornada de pedrería. Fue reformado ampliamente a mediados del siglo XX.
CALIZ. De estilo neogótico, esta pieza fue labrada a finales del siglo XIX en plata dorada. La peana de forma circular está decorada radialmente con hojas de loto incisas. El astil posee tan solo dos molduras sobre las que se asienta la copa cuyos motivos ornamentales son similares a los de la base.
JUEGO DE CAMPANILLAS. Labrado en bronce a mediados del siglo XX. Posee la inscripción: “Donado por F. Perona y señora”.
HISOPO. Labrado en plata a finales del siglo XVIII. Con forma de jarro y con un asa, está decorado únicamente por una moldurilla circular.