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Esta Semana Santa atípica que hemos vivido nos ha dejado estampas únicas y muy hermosas, que si bien van a quedar para el recuerdo esperemos que no se vuelvan a repetir en próximos años, algo que será síntoma de normalidad y estabilidad ante la pandemia que nos azota.

Como antesala de la semana en la que recordamos la Pasión y Muerte del Señor, el Jueves de Pasión se llevó a cabo el rezo del vía crucis en el interior del templo parroquial de Santiago, presidido por la imagen del Santísimo Cristo de los Remedios. Tras la Misa Solemne que lo antecedió, el Señor fue trasladado por el interior de la iglesia y vuelto a la plaza en la puerta, causando una gran emoción en los asistentes. El rezo del vía crucis fue intercalado por interpretaciones de nuestro Coro Litúrgico dirigido con el órgano por N.H.D. Víctor López López. La imagen del Señor de los Remedios quedó depositada a los pies de la Virgen de la Soledad, que vestida de hebrea lo esperaba en el presbiterio. Una saeta desde el coro, de N.H.D. Leopoldo Chaves Rodríguez, puso fin al acto.

A continuación se pudo contemplar, con apertura de la iglesia de Santiago el Sábado de Pasión, Domingo de Ramos, Martes Santo, Jueves Santo y Viernes Santo, el altar instalado para la Semana Santa por parte de la priostía de la Hermandad, presidido de forma única y extraordinaria por las imágenes del Santísimo Cristo de los Remedios y de Nuestra Señora de la Soledad.

En el altar se compuso una hermosa escena donde la Virgen de la Soledad contemplaba el cuerpo yacente del Señor de los Remedios. Ella, de pie, sostenía con su mano derecha la mortaja del Señor. Vestía el manto procesional negro y saya roja bordada en oro, toca de sobremanto y un tocado dispuesto a finas tablas. En su pecho el puñal y sobre sus sienes la corona “Grandiosa”, dándose la curiosa circunstancia de la coincidencia del Viernes Santo, 2 de abril, con el aniversario de la imposición de su corona en 1944, en aquella ocasión Domingo de Ramos.

La imagen del Santísimo Cristo se mostraba sobre una mortaja blanca rodeada de varios ángeles que sostenían los elementos de la pasión de Cristo en sus manos. En la parte inferior, unos respiraderos de madera dorada cedidos por la Hermandad de la Humillación de Camas y un friso de flores silvestres. Escoltaban a ambas imágenes dos candelabros de cuatro brazos de metal plateado con cera blanca.

Seis jarras con flores de diversos tonos se disponían por todo el altar, siendo las especies elegidas las siguientes: Rosas, iris, astromelias, rosas de pitiminí, roble, flor de cera y verdes africanos. Dos de las jarras citadas y cinco candeleros con cera blanca cada una, se mostraban en los laterales sobre dos consolas de madera dorada cedidas para la ocasión por la Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina de la capital hispalense.

Como fondo, escoltando el dosel se mostraban diez candeleros con cera blanca y el techo del palio de la Virgen de la Soledad, junto a los arbotantes de madera dorada y policromada, rematando el conjunto la bambalina frontal del palio.

Nuestra Hermandad dejó instalado el Monumento del Jueves Santo en la capilla sacramental como de costumbre y para la jornada del Viernes Santo, en el mismo lugar, se dispuso al Cristo de la Vera Cruz para la adoración a la Cruz durante toda la jornada.

El Viernes Santo, que en esta ocasión amaneció espléndido en cuanto a la climatología, puso el foco en la iglesia de Santiago y se recibieron infinidad de visitas durante toda la jornada. El acto central fue el rezo del vía crucis sustitutorio de la Estación de Penitencia por las calles que dio comienzo a las 20:00 h. en el interior del templo parroquial con el aforo completo. Desde el coro, varios músicos de la Banda “Santa Ana” de Dos Hermanas interpretaron las siguientes piezas musicales intercalando con las estaciones del vía crucis: Procesión de Semana Santa en Sevilla, La Madrugá, Virgen del Valle, Virgen de la Paz, Jesús de las Penas y Soledad, Rosa de Castilleja. N.H.D. Leopoldo Chaves Rodríguez volvió a interpretar una hermosa saeta desde el coro a la finalización del acto.

Nuestra Semana Santa culmina como siempre con la gloriosa jornada del Domingo de Pascua, fiesta grande en nuestra localidad como es sabido por todos, que cuenta con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía, donde la imagen de Nuestra Señora de la Soledad lucía radiante para celebrar la Resurrección de su Hijo, algo que es propio e histórico de las cofradías soleanas.

Desde las 9:30 h. se tuvo abierto el templo parroquial para la visita a la Santísima Virgen, que presidía el presbiterio sobre la peana del paso de gloria de metal plateado. Cuatro jarras con flores blancas se dispusieron por el altar, de las siguientes especies: Rosas, calas, longiflorum, brunias, flor de cera y minucladio.

Como fondo se dispuso una pintura con un celaje y ángeles cedido por la Hermandad del Rocío de Gines, escoltado por los arbotantes de madera dorada y la crestería del dosel. A ambos lados dos consolas de madera dorada propiedad de la Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina de Sevilla cada una con cinco candeleros y cera blanca, además de unas jarras con flores de talco.

La imagen de Nuestra Señora de la Soledad lucía sus galas de Resurrección, con el juego de orfebrería formado por la media luna, cetro, ramillete de azahar, corona y ráfagas de plata, además de su característico manto procesional rojo. Vestía la saya de la Coronación, fajín de Teniente General y numerosas joyas.

La Solemne Función dio comienzo a las 10:00 h., momento en que debía iniciarse la célebre Vuelta con el simpecado de la Virgen. Este se dispuso durante la mañana para la contemplación de todos en la puerta de la Casa Hermandad entronizado en su carreta. La misma aparecía adornada con flores de tonalidad rosa de las siguientes especies: Rosas de pitiminí, gerberas, flor de cera y verdes varios. A los pies de la carreta se dispuso una alfombra con pétalos de rosa blanco y rojo y diversas ofrendas florales. A las 13:00 h. repicaron las campanas en el momento que debía recogerse el simpecado en nuestro templo parroquial.

La Misa estuvo presidida por el párroco y director espiritual, D. José María Losada Lahera, quien al final de la misma procedió a realizar la procesión claustral con el Santísimo como culmen de la misma. En dicha Función intervino de nuevo el Coro Litúrgico “Nuestra Señora de la Soledad”.

Durante la jornada, a las 12:00 h. se rezó el Regina Coeli ante la imagen de la Virgen, tras el cual N.H.D. Francisco Rosales Oliver dedicó una salve y unos fandangos a nuestros Titulares que emocionaron a los allí presentes. Seguidamente, a las 18:00 h. se rezó el Santo Rosario, durante el que intervino musicalmente la sección de metales de la Banda de Música “Santa Ana” de Dos Hermanas, interpretando las siguientes marchas procesionales: Virgen de la Paz, Virgen de Regla, Procesión de Semana Santa en Sevilla, Nuestro Padre Jesús y Soledad, Rosa de Castilleja.

A la finalización del mismo, el órgano entonó el Himno a la Virgen y todos en pie lo cantaron, tras el cual se sucedieron varios vivas y aplausos a la misma. Tras esto y de forma inesperada, el pregonero de este año, D. Álvaro Carmona tomó el atril y recitó una hermosa parte de su pregón dedicada a la Virgen provocando los plausos de todos a su fin.

El día terminó pasadas las 20:00 h., momento en el que repicaron las campanas de la torre parroquial, a la hora exacta en que se debía poner en marcha la procesión gloriosa de la Virgen de la Soledad.

 

TEXTO: Manuel Pablo Rodríguez.

FOTOS: Francisco Javier Contreras, Ángela Ramírez y Manuel Pablo Rodríguez.