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Dejando atrás un triste y lluvioso Viernes Santo, donde la cofradía no pudo discurrir por las calles de Castilleja en su estación de penitencia, llegó la triunfal y esplendorosa jornada del Domingo de Resurrección, que aún con nubes en el cielo, se presentó mucho más estable en cuanto a la meteorología.

Los hermanos de la Plaza comienzan bien temprano este día y desde antes de las 6:00 horas, la Banda de Cornetas y Tambores ‘Santísimo Cristo de los Remedios’, efectuó por las calles el bando anunciador de la festiva jornada.

Ya a las 7:30 horas dio comienzo en el templo parroquial matriz la Solemne Función presidida por el Rvdo. P. D. José María Losada Lahera, párroco y director espiritual de nuestra corporación, corriendo a cargo del coro litúrgico de la hermandad el acompañamiento musical en dicha función. Seguidamente y como es antigua costumbre, recorriendo la plaza de Santiago procesionó bajo palio el Santísimo Sacramento acompañado por un cortejo formado por algunos cirios e insignias, realizándose algunas de las tradicionales estaciones en los altares efímeros instalados al efecto a lo largo del itinerario. Finalizada la procesión, se impartió la bendición eucarística y se reservó el Santísimo en el Sagrario.

Prácticamente a continuación, a las 10:00 horas se entronizó el simpecado de la Santísima Virgen de la Soledad en su carreta (que cumplía su 30 aniversario) tirada por bueyes y partió desde la plaza santiaguista la centenaria y célebre Vuelta. De nuevo, el acompañamiento musical fue llevado a cabo por la Banda Municipal de Música ‘Nuestra Señora del Valle’, de La Palma del Condado (Huelva) por segundo año consecutivo. Se interpretaron numerosas composiciones alegres, pasodobles y marchas procesionales.

Numerosísimo el público, más si cabe que otros años, el que estuvo acompañando al bendito simpecado por las calles del recorrido, antecedido por los típicos carros. En ciertos lugares se le lanzaron los vistosos papelillos rojos, como en la Casa de Hermandad o a la entrada de la plaza por la calle Lepanto y además en la esquina de la calle Real con Manuel García Junco la banda interpretó el himno de la Virgen y fue cantado por los asistentes antes de emprender la marcha de nuevo hacía el Señorío Antiguo de Castilleja.

Tras ser bajado de la carreta, minutos antes de las 13:00 horas el simpecado volvió a mano a colocarse en el centro de la plaza de Santiago, e incluso fue posado en el suelo de la misma y tras ello, entre vítores y el repique de campanas de la torre parroquial entró en la iglesia a la hora prevista.

Había muchas ganas entre los hermanos de ver a la Virgen de la Soledad en las calles del pueblo tras la suspensión de la salida del Viernes Santo, este año además con la importante novedad del cambio de dirección en el recorrido, siendo el mismo pero al contrario del realizado años atrás, dejando para el inicio las calles más anchas y las más estrechas para el final, con lo que se pudo comprobar que el cortejo y el paso siempre estuvo arropado en todo momento. Sin duda, un acierto por parte de la Junta de Gobierno.

La salida se efectuó a las 20:00 horas y el cortejo estuvo compuesto por la cruz procesional de madera dorada y espejos, acompañada de dos nuevos faroles con forma de estrella, el nuevo guión de la juventud con varas que no pudo estrenarse el Viernes Santo, el simpecado de la Virgen, el estandarte con varas y el cuerpo de acólitos antecediendo las andas procesionales. Tras el paso y poniendo sus sones musicales, se encontraba la Banda de Música de Dos Hermanas ‘Santa Ana’, que está celebrando su décimo aniversario de vinculación a la hermandad.

El paso lucía bellamente exornado con flores de diversos tonos, destacando los gladiolos blancos, rosas y rosas de pitiminí, jacintos y hermosas orquídeas, mientras que la Virgen vestía sus mejores galas para la Resurrección, con la saya blanca de principios del siglo XX, su manto rojo bordado y los atributos de orfebrería propios de la jornada (media luna, ráfagas, cetro, ramillete de azahar y corona de plata). Muchas joyas y diversos rosarios sobre su pecho bordado, saya y fajín, adornaban y enriquecían la vestimenta de la Señora. A los pies de la peana destacaban los cuatro arcángeles como escolta de la imagen.

La procesión discurrió con total normalidad, acompañada de numeroso público y dejando bellos momentos como el vivido en la Casa de Hermandad al serle ofrecida una petalada por los jóvenes, el hermoso discurrir del paso por la estrechez de Príncipe de Asturias o la entrada en la plaza al son de ‘Pasan los Campanilleros’ desde la calle Lepanto.

En torno a las 00:45 de la noche del Lunes de Pascua, como no queriendo marcharse, entró Nuestra Señora de la Soledad en la iglesia parroquial de Santiago al son y canto de su himno, cerrando como de costumbre las diversas celebraciones llevadas a cabo en la Semana Santa castillejana.