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Cualquiera que culminara su anual espera en los aledaños de la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol, tacharía el titular como desalineado con la realidad. Y no es para menos con el frío que se sufrió el Viernes Santo en Castilleja de la Cuesta. Pero no es precisamente a la climatología a lo que alude el título, sino más bien al calor que nos transmiten cada año nuestros Titulares al sentirlos tan cerca ese día. Desde las 11:00 de la mañana ya anunciaba nuestra Banda de Cornetas y Tambores ‘Santísimo Cristo de los Remedios’ que la espera por un nuevo Viernes Santo llegaba a su fin.

A las 18:30 horas daba comienzo, y siguiendo el acostumbrado itinerario, nuestra tradicional vuelta de nazarenos presidida por el Simpecado de Nuestra Señora de la Soledad y acompañada musicalmente también por nuestra formación. Resulta digno de elogiar cómo cada año aumenta la participación de nazarenos con nuestros característicos hábitos y desprovistos de antifaz. Al término de la misma, las nubes acechaban el templo santiaguista y la incertidumbre comenzaba a apoderarse de los presentes

El reloj parecía congelarse a las ocho de la tarde en una tensa espera por escuchar el chirrío de la puerta abrirse. La gente ansiaba arroparse con el recuerdo que le despiertan ver en la calle al Santísimo Cristo de los Remedios y Nuestra Señora de la Soledad Coronada. Nuestros mayores, una vez más gracias al inconmensurable trabajo de nuestra Obra Social, sintieron de cerca como su imagen en sepia se coloreaba sobre las ocho y media de la tarde. El frío se tornó calor en el instante que se alzó al aire el ‘quejío’ de una corneta de nuestra siempre admirada Banda que sollozaba la muerte del Santísimo Cristo de los Remedios. Estábamos todos sus hijos y los que no estaban se asomaron algo más allá de la veleta de la torre de la Plaza. 

Aún con los sones de nuestra banda musitando la muerte de Cristo, apuramos la espera para sentir la pena de Nuestra Señora. Atraviesa portentosa el dintel de la puerta para arropar nuestras lágrimas con su manto. La banda nazarena recuerda el sonido del aire en la Coronación de Nuestra Señora de la Soledad y por momentos volvemos a sentir el perfume de ese grandioso día. 

Nos aguardaron numerosos sentimientos a lo largo de la noche: la sobriedad del discurrir del Santísimo Cristo de los Remedios por la calle Enmedio, el enmudecimiento del público al asomarse Nuestra Señora de la Soledad Coronada en la esquina de García Junco… Con los corazones calientes en una fría noche, hubo de acortar nuestro sueño de Viernes Santo por la amenaza de lluvia. El Santísimo Cristo de los Remedios tornó calle abajo al llegar a la calle Enmedio hasta la Plaza para adelantar las postrimerías del Viernes Santo. Nuestra Reina y Señora de la Soledad siguió el sendero de su hijo y atravesó el arco con una tímida lluvia que confirmó que la decisión de terminar la Estación de Penitencia fue acertada. 

A pesar de lo corto, logramos calentarnos en oración el Viernes Santo con nuestros Sagrados Titulares. 

Fotos: José Manuel Gómez y Francisco Javier Contreras